¿Por qué entonces la ciudad?
Actualizado: 26 nov 2020
¿Pero por qué entonces la ciudad?
¿Qué línea separa el dentro del fuera,
el estruendo de las ruedas del aullido
de los lobos?
Italo Calvino
Algunos hombres construyen sus sueños en forma de ciudad, los trazan en la geografía asfaltada de una polis vital que es escenario del esfuerzo y el goce diario. Los deseos y las ilusiones son su morada—incluso en el sentido ético de la palabra—. Sobre esto se reflexiona en las líneas que siguen.
Christian Norberg-Schulz define la ciudad como el lugar donde se encuentra a otros para intercambiar mercancías, ideas y sentimientos: es decir, para experimentar la vida como una multitud de posibilidades, tener acuerdos con los demás y aceptar un conjunto de valores comunes (Norberg- Schulz. 1984: 8).
La ciudad se ha convertido en el escenario favorito, necesario e inexorablemente aturdidor de la cotidianidad contemporánea. Prueba de ello es la creación cultural urbana, caracterizada por su diversidad. Por ejemplo, el cine insiste en capturar espacios íntimos y públicos de la ciudad como parte de su puesta en escena. Los medios urbanos son complejos tanto en el ámbito público como en el privado, ya que en uno y otro el espacio
es interpretado de manera significativa y es aprehendido el orden espacial de las dimensiones humanas a partir del significado de estar, por ejemplo, dentro, fuera, arriba o abajo.
La ciudad es plástica y cambiante; continentes y contenidos configuran una imagen en movimiento. El guion de la persecución que sigue el deseo urbano incluye elementos y líneas materiales e imaginarias que son distinguibles en barrios, plazas, pasajes, empedrados, bordes, pasos peatonales, semáforos, etcétera. Aun el contradictorio tropiezo
diario con coladeras, baches y grietas forma parte de la rutinaria sorpresa.

Lo hasta aquí dicho define de manera aproximada la topografía sobre la que circulan, se intercambian y a veces se alcanzan los deseos ciudadanos. Es indudable que la
convivencia colectiva tiene ahora una forma urbana que, como los deseos, es siempre inestable. Los ciudadanos son sus dueños y esclavos. Muchas veces parecen conejos tras la zanahoria. Como el deseo, la ciudad es y será una promesa inalcanzable.
La ciudad-memoria