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Miedo, trauma y sublimación

Esta época nos recuerda que, tanto dentro como fuera de nosotros, existen cosas que nos generan sensaciones de desagrado, repulsión incluso miedo o terror. Estos sentimientos son provocados por un trauma y el arte puede ser una forma de sublimarlos.


Una artista que logró sublimar sus afectos y sentimientos fue la escultora, pintora, grabadora y realizadora de instalaciones franco-americana Louise Joséphine Bourgeois, quien nació en Paris el 25 de diciembre de 1911 y murió en Manhattan el 31 de mayo de 2010.

Para entender la monstruosidad de las piezas a gran escala de Bourgeois es necesario conocer lo que vivió durante sus primeros años de vida.


Nació en el seno de una familia dedicada a la restauración de tapices. A pesar de que la propia Louise contaba otra historia del porqué de su nombre, fue nombrada como el femenino del nombre de su padre, quién deseaba tener un niño.


Alrededor de 1919, la madre de Louise, Joséphine Fauriaux, contrajo fiebre española y Louise tuvo que suspender sus estudios en varias ocasiones. En 1922 su padre, Louis Bourgeois contrató a Sadie Gordon Richmond para ser la tutora de inglés de sus hijos, pero ella se convirtió en su amante, mostrando su infidelidad frente a Joséphine y todos sus hijos sin consecuencias.


En 1930, Louise Bourgeois empezó a estudiar matemáticas y geometría en la Universidad de Paris, la Sobornne, dado que le daba paz el estudiar algo donde las reglas no cambiaran. Esta calma duró hasta que su madre murió en 1932. El deceso fue el detonante para que ella se replanteara sus estudios y entrara a la Escuela de Bellas Artes y posteriormente a la Escuela del Louvre.


En 1938, abrió su propia galería donde exponía piezas de Henry Matisse, Eugéne Delacroix y Suzanne Valadon. Ahí conoció a Robert Goldwater, quien después se convertiría en su esposo y con quien se iría a Estados Unidos.


Destruction of the father

Durante su vida, Bourgoise fue creando motivos psicológicos y simbólicos para entender su obra. Durante la década de las 60’s, la madriguera tomó una relevancia importante como una forma de representar un lugar seguro donde es posible refugiarse aunque también puede ser una trampa de aislamiento.


En 1974, Louise Bourgoise presenta la instalación Destruction of the father (Destrucción del padre), la primera exposición en la que la artista utiliza materiales suaves a gran escala.